- Real Decreto 664/1997, de 12 de Mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo.
- Decreto 1995/78,de 12 Mayo,por el que se establece el Cuadro de Enfermedades Profesionales.
- OM de 12/1/63 y 15/12/65 sobre Normas Médicas para la Prevención de las Enfermedades Profesionales.
- Ley 31/95, de 8 de Noviembre ,de Prevención de Riesgos Laborales.
- Real Decreto 39/97, de 17 de Enero, Reglamento de los Servicios de Prevención.
- Real Decreto 822/1993, de 28 de Mayo, sobre: Buenas prácticas de laboratorio (BPL).
- Real Decreto 2043/1994 de 14 de Octubre: Inspección y verificación de las BPL.
- Orden de 14 de Abril de 2000, por la que se adaptan al progreso técnico los anexos del Real Decreto 2043/1994 de 14 de Octubre sobre inspección y verificación de buenas prácticas de laboratorio.
- Decreto 2263/1974 que establece el Reglamento de Policia Sanitaria Mortuoria
Entendemos como riesgo biológico laboral «aquel que puede generar peligros de infección, intoxicación o alergias sobre el trabajador, derivado de la actuación de contaminantes biológicos» entendiendo como tales los «microorganismos, incluyendo los que han sufrido manipulaciones genéticas, los cultivos de células y los endoparásitos humanos multicelulares».
Se entiende por contaminación biológica «la invasión de un área, superficie o lugar por microorganismos o sustancias indeseables», que resulta de una desaparición o ausencia de protección apropiada frente a la recepción del material contaminado; de su tratamiento en el laboratorio y de la manipulación directa o indirecta de los objetos contaminados. El poder de contaminación depende del grado de virulencia del microorganismo y el de infección depende, a su vez, de la resistencia de cada individuo.
El hecho de que los contaminantes biológicos sean seres vivos y por tanto capaces de reproducirse, que en una misma especie bacteriana existan cepas con distinto poder patógeno o que factores tales como la temperatura y la humedad ambientales puedan condicionar su presencia, no permite establecer unos «valores máximos permitidos» generalizados y válidos para cualquiera que sea la situación problema planteada.
Algunos aspectos de las técnicas que se emplean en los laboratorios de investigación son susceptibles de aumentar los riesgos de contaminación de los manipuladores, por lo que, en tal caso, deben incrementarse los niveles de protección teóricamente determinados por la clase de riesgo del microorganismo. En este caso, es el responsable del laboratorio quien debe tomar la iniciativa del cambio de clasificación y de sus consecuencias para la prevención del personal; estas modificaciones deben ser aprobadas por los miembros del laboratorio (Comité de Seguridad y Salud, en su caso) el médico de empresa y los técnicos del servicio de prevención.
Son factores que pueden incrementar el riesgo:
- la presencia de numerosas personas en el laboratorio, con múltiples idas y venidas.
- la experimentación animal.
- la manipulación de cultivos celulares.
- la multiplicidad de agentes de diferente potencial patógeno.
- la manipulación de cepas resistentes a los antibióticos y de esporas (levaduras, hongos y bacterias), que son las formas de resistencia de los microorganismos.
- la producción de grandes cantidades de toxinas purificadas.
- la manipulación de grandes volúmenes de microorganismos, si el inóculo es importante, puede desbordar las defensas inmunitarias, incluso en un individuo correctamente vacunado y, especialmente, en el caso de gérmenes que son infecciosos con poca cantidad de unidades infectantes, como por ejemplo la Salmonella tiphy. Debe tenerse en cuenta que ninguna protección biológica es absoluta; la vacunación no hace más que reforzar las defensas inmunitarias específicas del individuo.
- la manipulación de concentraciones de microorganismos a las cuales también podría aplicarse el ejemplo anterior.
- la producción de aerosoles. Los manipuladores deben prestar mucha atención a las técnicas susceptibles de producir aerosoles.
El riesgo de contaminación por aerosoles está en función del tamaño de las partículas emitidas, de su sedimentación más o menos rápida, de la viabilidad del microorganismo en el aire, de la concentración del cultivo y, finalmente, del volumen del aerosol formado.
Procede, en este momento, establecer las definiciones contempladas en el artículo 2 del Real Decreto 664/1997, como sigue:
- Agentes biológicos: son microorganismos, con inclusión de los genéticamente modificados, cultivos celulares y endoparásitos humanos, susceptibles de originar cualquier tipo de infección, alergia o toxicidad.
- Microorganismo: es toda entidad microbiológica, celular o no, capaz de reproducirse o de transferir material genético.
- Cultivo celular: es el resultado del crecimiento: «in vitro» de células obtenidas de organismos multicelulares.
1. Características de los agentes biológicos más comunes.
Virus
Son las formas de vida más simples, están constituidas únicamente por material genético: ADN o ARN y una cápside o cubierta protéica.
Son parásitos obligados, es decir, precisan de un huésped para poder reproducirse. La infección la llevan a cabo inyectando su material genético en las células del huésped. Una vez en su interior se sirven de la maquinaria biológica del huésped para producir copias de sí mismos hasta lograr su total recomposición y en un número tal que rompe las membranas celulares pasando así a infectar nuevas células.
Bacterias
Son organismos más complejos que los virus y a diferencia de ellos son capaces de vivir, en un medio adecuado, sin la necesidad de un huésped para completar su desarrollo. De todos modos un buen número de ellas son patógenos para el hombre.
Es de destacar la capacidad de elaborar esporas que presentan algunas bacterias. Las esporas no son más que formas de vida resistentes a condiciones adversas. Pueden resistir, durante años incluso, altas temperaturas, sequedad, falta de nutrientes, etc…, recuperando su estado normal y capacidad infectiva al entrar en contacto con un medio adecuado para su desarrollo.
Protozoos
Son organismos unicelulares siendo algunos de ellos parásitos de los vertebrados. Su ciclo vital es complejo, necesitando, en algunos casos, de varios huéspedes para completar su desarrollo. La transmisión de un huésped a otro la realizan habitualmente insectos.
Hongos
Son formas complejas de vida, que presentan una estructura vegetativa denominada micelio que está formada por hifas (estructuras filiformes por las que circula el citoplasma plurinucleado). Esta estructura vegetativa surge de la germinación de sus células reproductoras o esporas.
Su hábitat natural es el suelo, pero algunos componentes de este grupo son parásitos tanto de hombres y animales como de vegetales.
Helmintos
Son organismos pluricelulares con ciclos vitales complejos y con diversas fases en su desarrollo. Así, es frecuente que completen cada una de sus fases de desarrollo (huevo- larva-adulto) en diferentes huéspedes (animales, hombre), y que la transmisión de un huésped a otro sea realizada por diferentes vectores (agua, alimentos, insectos, roedores…).
Artrópodos
Son organismos pluricelulares con ciclos vitales complejos y con diversas fases en su desarrollo, (huevo-larva-adulto) fases que pueden ser completadas en diversos huéspedes siendo transmitidas de unos a otros por varios vectores.
Algunas especies de artrópodos son endoparásitos, es decir, atraviesan la superficie del cuerpo.
Otras especies no penetran en el organismo sino que viven temporalmente sobre él, pudiendo causar el efecto adverso para la salud al inocular en el huésped toxinas que producen diversas modificaciones patológicas.
Hechas estas consideraciones generales hemos de tener presente que, de acuerdo con HERNANDEZ, A., los contaminantes ambientales de procedencia biológica (bioaerosoles) están constituídos por las partículas, las moléculas de tamaño grande, o los compuestos orgánicos volátiles que están vivos o que proceden de un organismo vivo. En los bioaerosoles se pueden encontrar los microorganismos (cultivables, contables y los microorganismos muertos), y los fragmentos, toxinas y partículas producto de los desechos de todo tipo, cuyo origen es la materia viva.
La supervivencia, reproducción y dispersión al aire de los contaminantes biológicos dependen, en gran medida, de las condiciones del entorno en que se encuentran. Factores tales como la temperatura, la humedad relativa, el movimiento del aire, la luz, las fuentes de alimento y, por descontado, su presencia, van a determinar el grado en que los contaminantes biológicos se encontrarán en un ambiente.
En general, las temperaturas bajas inhiben el crecimiento de muchos microorganismos; no obstante, algunos de ellos (por ejemplo, mohos y levaduras), se desarrollan bien en ambientes fríos. Otras especies microbianas (por ejemplo, Aspergillus, Legionella pneumophila, etc.) alcanzan su desarrollo óptimo a temperaturas elevadas.
Los ambientes muy húmedos favorecen el desarrollo de los hongos, de las bacterias y de los ácaros del polvo doméstico. El movimiento del aire contribuye al transporte, mantenimiento y paso al aire de los contaminantes biológicos procedentes del exterior o contenidos en un reservorio del interior.
El grado y tipo de luz también pueden favorecer o inhibir el desarrollo de los microorganismos. Por ejemplo, la luz ultravioleta inhibe dicho crecimiento y la ausencia de luz impide la formación de esporas de algunos hongos (Alternaria sp.).
Los organismos vivos precisan de nutrientes para su supervivencia y desarrollo; éstos son muy variados pero, resumiendo, se podría decir que el agua y la materia orgánica son los dos recursos principales de que se sirven estos organismos para vivir. Por lo tanto, todos aquellos materiales y estructuras en las que se reúnan esas dos condiciones pueden ser considerados como substratos colonizables por los microorganismos.
Una vez que los microorganismos se han asentado en un substrato (reservorio) e iniciado su desarrollo (amplificación), su paso al aire (diseminación), estará condicionado por varios factores, como pueden ser: su arrastre provocado por el movimiento del aire, de las personas o de la maquinaria; la alteración del reservorio debida, principalmente, a obras de demolición, al movimiento de tierras o a las operaciones de limpieza
Muchos de los procesos propios de los sectores de actividad en que los contaminantes biológicos están presentes son susceptibles de producir polvo y aerosoles a los que, habitualmente, irán asociados los microorganismos.
La exposición y subsiguiente infección de un individuo por un agente biológico puede tener lugar por varias vías:
- A través del aparato respiratorio, con un poder epidemiogénico importante, como por ejemplo el bacilo de Koch (también puede serlo por vía digestiva), el de la difteria, el citomegalovirus, los rinovirus y las esporas de hongos.
- A través de la piel o de las mucosas. Esta penetración se ve muy favorecida si el estado de integridad de la piel es deficiente, existiendo cortes y heridas.
- A través del aparato digestivo (enterovirus, enterobacterias, helmintos y protozoos), por una inadecuada limpieza de las manos, onicofagia, consumir bebidas y comidas y fumar en el lugar de trabajo. El virus de la hepatitis A, por ejemplo, se transmite principalmente por la vía fecal-oral,a través de alimentos y bebidas contaminadas, al ser excretado por el organismo por vía fecal.
- Vía parenteral, generalmente de forma accidental, como sucede con arbovirus, Brucella, y el virus causante de la rabia, entre otros, a traves de pinchazos con agujas o bisturíes contaminados con sangre de pacientes infectados, en partes de la piel donde existan pequeños cortes o abrasiones y por contacto con las prendas o equipos contaminados con sangre fresca.
- Por vía ocular (conjuntiva). La contaminación se produce por la proyección de aerosoles (salpicaduras) infectados sobre la mucosa ocular, a traves de los oculares de los microscopios u otros aparatos opticos contaminados, así como por la proyección de gotas de medios de cultivo infecciosos.
- Por vectores específicos en la transmisión de determinados gérmenes, como por ejemplo arbovirus y protozoos, se hace posible que resulten infectados individuos de la población general. Estos vectores, esenciales para la multiplicación y mantenimiento de algunos gérmenes, hacen posible su transmisión indirecta.
Dado que de todas ellas es la vía respiratoria la de mayor probabilidad procede que nos detengamos a hacer alguna consideración:
La persona inhala de 10 a 20 m3 de aire diariamente y el tracto respiratorio facilita una inmejorable entrada y depósito de bioaerosoles. Una vez depositados, los microorganismos pueden multiplicarse localmente o entrar por absorción al torrente sanguíneo. El organismo humano dispone de muchos mecanismos de defensa, pero los microorganismos pueden y de hecho causan un gran número de enfermedades, bien por inhalación o por contacto.
En el caso de aerosoles, el riesgo depende tanto de la concentración como del tamaño de la partícula. Las defensas naturales del organismo son un freno a la entrada de partículas, pero tienen un límite en cuanto a su tamaño. En general, las partículas menores de 10p pasan las primeras defensas y pueden ir depositándose en el tracto respiratorio, los pulmones y las zonas de intercambio gaseoso.
Hay que tener en cuenta que el límite de la visión humana es de 50p por tanto, la mayoría de los contaminantes que pueden penetrar en el aparato respiratorio son totalmente invisibles al ojo.
Las partículas mayores de 5p y menores de 10p pueden ser expulsadas ocasionalmente de la tráquea y bronquios; sin embargo, las menores de 5p penetran profundamente en los pulmones.
Por último hemos de tener presente que las dosis infectivas para el hombre varían con el agente biológico, la vía de entrada y la resistencia del huesped, es decir, el grado de integridad de sus sistemas defensivos.
Nos limitaremos a considerar solamente las vias mas habituales:
1. – Procesos a partir de animales:
a) Víricos: enfermedad de Newcastle, enfermedades por Poxvirus, Enterovirus y Arbovirus.
b) Bacterianos: fiebre Q (rickettsiosis); ornitosis o psitacosis (por Chlamydia), enfermedad de los cardadores de lana o enfermedad de los traperos por el bacilo del carbunco, brucelosis.
2. – En laboratorios, además de la transmisión a partir de animales de laboratorio enfermos, de las inoculaciones accidentales y del contacto con especímenes contaminados, cabe la propagación aérea de virus por aerosoles.
3. – Contagios interhumanos, a partir de pacientes atendidos por trabajadores sanitarios o a partir de compañeros de trabajo.
a) Viriasis de pacientes asistidos en hospitales hacia el personal que los atiende. Especial riesgo suponen las viriasis de las enfermedades exantemáticas para las mujeres, por los efectos que pueden producirse sobre el feto en caso de gestación.
b) Entre los procesos bacterianos destaca la tuberculosis por inhalación entre profesionales sanitarios.
4. – Inhalación de polvo con hongos, sin que necesariamente haya una fuente animal o humana de partida: reacciones de hipersensibilidad alérgica a esporas de actinomicetos y aspergilos (enfermedad del cáñamo), coccidioidomicosis, histoplasmosis.
1. – Por heridas e inoculaciones producidas por animales:
- Víricos: rabia, enfermedad por arañazo de gato
- Bacterianos: tularemia y tétanos
2. – Por contacto directo o por agresiones de animales:
a) Víricos: enfermedad por arañazo de gato, dermatitis pustulosa contagiosa, orf. o ectima infeccioso, nódulo de los ordeñadores, seudoviruela o paravaccinia.
b) Bacterianos: introducidos a través de lesiones cutáneas contaminadas: brucelosis, tularemia.
c) Dermatofitosis o tiñas, por hongos superficiales.
d) Procesos parasitarios: equinococosis o quiste hidatídico y toxoplasmosis.
3. – Procesos de origen animal mediados por materiales contaminados:
a) Bacterianos: tétanos, carbunco, ántrax o pústula maligna, leptospirosis, erisipeloide, lesiones locales por micobacterias.
b) Dermatofitosis.
c) Parasitismos: erupción serpiginosa o larva migrans cutánea.
4. – Por contacto con el agua o la tierra (aparte de varias del grupo anterior):
a) Inoculación de hongos de ubicación subcutánea a partir de la tierra: micetoma, esporotricosis y cromoblastomicosis.
b) Enfermedades parasitarias debidas a gusanos: esquistosomiasis o prurito del nadador, anquilostomiasis, ascaridiasis.
5. – Transmitidos por artrópodos:
a) Ya de por sí constituyen enfermedad las agresiones de los ácaros, niguas y garraptas, en forma de ectoparásitos.
b) Procesos bacterianos: fiebre botonosa mediterránea y fiebre maculosa de las Montañas Rocosas (debidas a Rickettsias), turalemia, peste.
6. – A partir de reservorios o fuentes humanas:
a) Víricos: hepatitis víricas tipos B y C, infección por VIH.
b) Bacterianos, por dermatitis escoriativas, heridas y abrasiones de la piel, contaminada, por lo general, por estafilococos y estreptococos, micobacterias, a modo de lesión local cutánea.
c) Procesos por hongos: dermatofitosis de reservorios humanos, con manifestaciones variadas (pie de atleta, localizaciones en uñas, inguinal, cuerpo, cuero cabelludo, etc.), candidiasis.
La exposición laboral a los patógenos transmitidos por la sangre (transmisión hemática) puede ocurrir de diversas formas, ya comentadas en paginas anteriores.
El riesgo de transmisión profesional durante el cuidado de personas con una afección muy grave pero poco frecuente como la infección por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana, causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida SIDA), ha comportado una movilización más importante que la que habían suscitado los riesgos ligados al virus de la hepatitis B (VHB), mucho más frecuentes y colectivamente más graves en términos de morbilidad y de mortalidad para las profesiones dedicadas al cuidado de enfermos. Actualmente existe también mucha preocupación en el ámbito sanitario para la protección frente al virus de la hepatitis C (VHC)
En cuanto a los colectivos laborales expuestos al riesgo de contaminación con patógenos hemáticos MARTÍ M.a C. y cols, establecen la siguiente lista abierta, que podrá ser objeto de revisión cuando se disponga de nuevos criterios de valoración del riesgo:
Profesionales de la salud y trabajadores que realizan su actividad laboral en las instituciones de la red sanitaria: bancos de sangre, centros de atención primaria, cuidado de la salud a domicilio, hospitales
Trabajadores de instituciones cerradas: cárceles, centros de rehabilitación de toxicóma- nos, centros de acogida.
Trabajadores que pueden prestar primeros auxilios: bomberos, agentes de seguridad, socorristas, conductores de ambulancias.
Trabajadores de diferentes profesiones: trabajadores de centros docentes riesgo puntual, investigadores y científicos, empleados de los servicios funerarios, limpieza doméstica, viaria, edificios públicos, lavanderías, forenses, funcionarios de aduanas, trabajadores de alcantarillas, empleados de recogida de basuras, especialmente sanitarias
5. Clasificación de los agentes biológicos.
De acuerdo con lo establecido en el artículo 3 del ya mencionado Real Decreto y con MARTÍ, M.a C. y cols; HERNÁNDEZ, A. y CONSTANS, A. podemos clasificar los agentes biológicos, en función del riesgo de infección, en los 4 grupos de la tabla 13-1:
CATEGORÍA | DEFINICIÓN | EJEMPLOS |
GRUPO 1 | Agente biológico que resulta poco problable que cause enfermedad en el hombre | La clasificación comunitaria no incluye los agentes biológicos del grupo 1, el hecho de que un agente biológico no esté clasificado en los grupos de riesgo 2 a 4 de esta clasificación, no significa que estén implícitamente clasificados en el grupo 1. |
GRUPO 2 | Agente patógeno que reúne las siguientes características: * puede causar una enfermedad en el hombre y puede suponer un peligro para los trabajadores; es poco probable que se propague a la colectividad; existen generalmente profilaxis o tratamientos eficaces. | Bacterias: Legionella pneumophila Virus: virus de la gripe Hongos: Penicillium sp. |
GRUPO 3 | Agente patógeno que: * pueda causar una enfermedad grave en el hombre y presenta un serio peligro para los trabajadores; existe el riesgo de que se propague a la colectividad, pero existen, generalmente, profilaxis o tratamientos eficaces. | Bacterias: Mycobacterium tuberculosis Virus: virus de la Hepatitis B Hongos: Histoplasma capsulatum |
GRUPO 4 | Agente patológico que: * causa una enfermedad grave en el hombre y suponga un serio peligro para los trabajadores; existen muchas probabilidades de que se propague en la colectividad; no existen generalmente una profilaxis o un tratamiento eficaces. | Bacterias: No hay ninguna clasificada en este grupo Virus: virus de Ébola Hongos: No hay ninguno clasificado en este grupo |
Tabla 13-1: CLASIFICACIÓN DE LOS AGENTES BIOLÓGICOS
El Anexo II del R.D. presenta una lista de agentes biológicos de los grupos 2, 3, ó 4, proporcionando, además, las siguientes indicaciones adicionales bajo la consiguiente simbología:
A: posibles efectos alérgicos.
D: la lista de los trabajadores expuestos al agente debe conservarse durante más de 10 años después de la última exposición.
T: producción de toxinas.
V: vacuna eficaz disponible.
(*) Normalmente no infeccioso a través del aire
«spp»: otras especies del género, además de las explícitamente indicadas, pueden constituir un riesgo para la salud.
Los procesos transmitidos en el medio profesional suelen vehicularse por estos mecanismos:
- En muchas ocasiones son zoonosis, enfermedades condicionadas por la existencia de un animal superior que hace el papel de huésped, a partir del cual se propagan al nuevo huésped, que es el trabajador que tiene algún tipo de relación con ese animal o sus productos derivados.
- En muchos casos, aunque no siempre, las zoonosis se propagan por artrópodos que actúan como vectores o huéspedes intermediarios entre el animal y el trabajador, tomando el agente del primero e inoculándolo en el segundo.
- En otras ocasiones se trata de una transmisión a partir de otros seres humanos huéspedes del agente en cuestión. Fundamentalmente la transmisión se produce por medio del aire o por utensilios o dispositivos de uso personal y de uso compartido. Los contagiantes pueden ser compañeros de trabajo portadores del agente, aunque aparentemente sanos y otras veces personas enfermas atendidas por los mismos trabajadores.
- Otra fuente de riesgo es la manipulación de productos contaminados, llegando los seres vivos al organismo del manipulador por contacto, heridas o simple desprendimiento al aire ambiente.
Las enfermedades por hongos aparecen especialmente en el trabajo agropecuario, según diversas formas:
a) Los llamados «hongos superficiales» como las dermatofitosis, del grupo tínea (tiñas), por simple contacto.
b) Los hongos subcutáneos penetran por heridas (micetoma, esporotricosis, cromoblastomicosis)
c) Los «hongos profundos» originan enfermedades sistémicas, en cuya aparición pueden intervenir: hongos oportunistas, llamados así porque, estando muy difundidos aprovechan un deterioro de las defensas para invadir al afectado (por ejemplo, candidiasis, aspergilosis); hongos no oportunistas, como en la histoplasmosis y coccidioidomicosis; e incluso puede darse el caso de hongos superficiales y subcutáneos o profundos.
d) Reacciones de hipersensibilidad a antígenos fúngicos inhalados con el polvo, provocando neumonitis tipo asma.
Se encuentran especialmente predispuestos a sufrir enfermedades infecciosas y parasitarias aquellos que no están previamente inmunizados, como es el caso de trabajadores procedentes de zonas geográficas diferentes a aquellas a las que fueron a desarrollar su trabajo, y que por ello no tuvieron ocasión hasta entonces de contactar con el agente e inmunizarse.
Las reacciones tóxicas y alérgicas pueden producirse cuando el operario se expone a los productos causantes en lugares como laboratorios, factorías que procesan productos orgánicos o en el medio agropecuario.
También en el trabajo agrario y con animales es donde se da la ocasión a agresiones animales.